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Vasily (también conocido como Wilhelm) Vladimirovich Bartold fue uno de los grandes científicos rusos
Vasily (también conocido como Wilhelm) Vladimirovich Bartold fue uno de los grandes científicos rusos. Nació en el año 1869 en San Petersburgo, y descendió de una familia alemana que habitó en Rusia. Se graduó en la Facultad de Lenguas Orientales de la Universidad de San Petersburgo en el año 1891 d.C. Entre el año 1891 y 1892 d.C., asistió a las clases de Augusto Müller en la Universidad de Hull y de Theodor Nöldeke en la Universidad de Estrasburgo, Alemania. Luego volvió a Rusia, realizó un viaje científico hacia Turkestán entre los años 1893 y 1894 d.C. y publicó un informe en ruso sobre dicho viaje en San Petersburgo en el año 1895.
En el año 1896 d.C., dio lecturas sobre la historia de Oriente en la Universidad de San Petersburgo, de donde obtuvo el grado de doctorado en el año 1900 d.C. con su tesis sobre la historia de Oriente bajo el título de “Turkestan Down to the Mongol Invasion” [Turquestán desde la invasión de los mongoles]. Tras su reexaminación y revisión de dicho libro, lo tradujo al inglés, y el libro fue publicado en la colección memorial inglesa “Gibb Memorial Trust”, y la segunda edición fue publicada en el año 1928 d.C.
Luego Bartold fue nombrado Profesor en la Universidad de San Petersburgo y miembro del Instituto Ruso de Ciencias, y se volvió tan famoso que fue invitado a dar conferencias en Moscú, Taskent, Bakú y otras ciudades.
Escribió varios libros, de los más importantes “An Historical Geography of Iran” [Una geografía histórica de Irán], en ruso en el año 1903 d.C. También escribió History of Oriental Studies in Europe and Russia [La historia de los estudios orientales en Europa y Rusia] en el año 1911 D.C., “La historia de la civilización islámica” en 1918 d.C. y “El mundo islámico” en 1922 d.C.
{Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía.}[1]
“Los cristianos que vivieron bajo el mandato islámico jamás sufrieron la injusticia y la opresión que los musulmanes sufrieron en España. En general, no se exigía a los pueblos no islámicos la aplicación estricta de las condiciones; tal como ponerse vestimenta distintiva, según lo que fue mencionado en el pacto famoso de Omar[2], o pagar Al Yiziah[3], como el Corán ordena. De esta manera, los trabajadores cristianos se ponían vestimenta parecida a la de los prestigiosos musulmanes, aparentando una alta posición ante el público”[4].
Debido a que es una lengua literaria avanzada
“Y se puede explicar la divulgación de la lengua árabe de tal manera con el hecho de que los árabes no dependieron solamente de la fuerza de las armas; como hicieron los germanos, los mongoles y los iraníes antiguos, sino que fundaron desde el séptimo siglo d.C. una lengua literaria notablemente avanzada en el ámbito del pensamiento. También la retórica y la poesía tuvieron una alta posición para ellos, y fueron inventadas las formas literarias conocidas hoy en día, la prosa rimada y varios tipos de métrica”[5].
Las capitales de la ciencia eran islámicas
“La cuenca de Tigris y Éufrates era la zona más activa respecto al movimiento científico en los siglos III y IV después de la Hégira. Basora, Bagdad y Harrán eran los centros más importantes del conocimiento y de la civilización. Y se puede mencionar entre los célebres pensadores cuyos nombres están vinculados con Basora a Al Yâhidh, el famoso por la abundancia de su conocimiento (fallecido en el año 256 de la Hégira = 869 d.C.) y Al Kindî (fallecido en el año 256 después de la Hégira = 873 d.C.), el primer pensador árabe libre”[6].
El comienzo de la especialización científica
“El florecimiento de la civilización tenía cierta influencia en el grado de la prosperidad de la comunidad en el ámbito del conocimiento, por lo tanto los árabes pudieron comprender la diferencia entre el científico especialista en alguna ciencia y el literario que estaba al corriente de los últimos resultados de las ciencias. Sobresalieron autores que publicaron sus investigaciones científicas poco a poco, también hubo poetas pensadores que destacaron en la literatura, aparte de los maestros antiguos de la literatura en el ámbito del estilo antiguo”[7].
La civilización en Estambul
“Turquía no se limitó a su gran fama militar en los siglos X y XI después de la Hégira, sino que Estambul se volvió uno de los mayores centros de la civilización en el mundo islámico, de manera que no fue superada, respecto al número de los manuscritos persas guardados en sus bibliotecas, salvo por Londres y Leningrado de entre las ciudades europeas. No obstante, el mérito de los turcos no se redujo a la mera presentación del patrimonio restante del pasado, sino que destacaron un estilo en la arquitectura diferente de la arquitectura iraní; ya que los edificios construidos por el arquitecto turco Sinan no fueron en absoluto de menos importancia que las construcciones de la época del renacimiento arquitectónico en Europa. Y Sinan considera la mezquita de Selim en la ciudad de Edirne como una de sus construcciones más grandiosas”[8].
[1] [Corán 109 6].
[2] El pacto de ‘Umar (que Al-lâh Esté complacido con él) al que se refiere aquí -y sobre el cual se habla mucho- es aquel pacto en el que se imponía a los súbditos no musulmanes ponerse cierta vestimenta, y se les impedía construir o renovar sus iglesias o edificar una construcción alta… La atribución de dicho pacto a ‘Umar (que Al-lâh Esté complacido con él) es sospechable, y muchos eruditos aseguran definitivamente que es una narración débil, aparte de que eso no fue aplicado en el Estado Islámico con los súbditos no musulmanes sino en pocas épocas, en las que había desvío del método islámico con respecto a tratar a los súbditos no musulmanes.
[3] Nota del traductor La Yiziah es un impuesto por el cual se les permita a los súbditos no musulmanes vivir bajo la protección del estado islámico conservando su religión.
[4] Vasily Bartold, La historia de la civilización islámica, pág. 57
[5] Ibíd., pág. 63
[6] Ibíd., pág. 80
[7]Ibíd., pág. 83
[8]Ibíd., pág. 150
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