Short Description
Los persas establecieron un imperio inmenso y una civilización de estructura firme. Compartieron a los Bizantinos gobernar el mundo civilizado. Pero, daba mucha importancia a los goces físicos, a la fuerza militar, y a otras cosas, algo que la condujo al fracaso… en este
Los persas establecieron un imperio inmenso y una civilización de estructura firme. Compartieron a los Bizantinos gobernar el mundo civilizado. Su civilización prosperó en la época del Imperio sasánida desde los medios del siglo III a. C. Se distinguió en la política, la administración, la guerra y en los aspectos de lujo y bienestar. Su religión oficial era el zoroastrismo, y su lengua era de ética y sabiduría, el cual era el idioma Pehlevi En cuanto a su creencia; en la antigüedad, adoraban a Al-lâh, y se postraban ante Él. Luego, empezaron a glorificar el sol, la luna, las estrellas y los cuerpos celestiales como otros antepasados. Después, apareció Zoroastro (660 - 583 a.C.) como reformador social, quien se dirigió intelectualmente a reformar las tendencias religiosas de sus ciudadanos. Y dijo: “La luz de dios resplandece en todo lo que amanece y arde en el universo.” Y ordenó dirigirse hacia el sol y el fuego al rezar; ya que la luz, en su creencia, es un símbolo de dios. También ordenó no impurificar cuatro elementos, que son: el fuego, el aire, la arena y el agua. Después de él, vinieron sabios que establecieron varias legislaciones a los zoroastrianos; de modo que les prohibieron realizar las cosas que implican utilizar el fuego. Así, sus profesiones, se redujeron a la agricultura y el comercio. Además, el hecho de glorificar el fuego y tenerlo como una dirección a la cual se dirige en la oración, les condujeron gradualmente a adorar el fuego mismo construyéndole los templos, y se extinguió toda creencia y religión fuera de la devoción del fuego .
Debido a que el fuego no inspira ninguna legislación a sus adoradores, ni envía mensajeros, ni interviene en los asuntos de su vida, ni castiga a los desobedientes y criminales, la religión se volvió para los Mayûs (Adoradrores del fuego) como ritos y costumbres que se celebraban en ciertos lugares y en horarios concretos. Sin embargo, fuera de los templos, en sus casas, establecimientos de gobernar, en la política y en la sociología, estaban libres, siguiendo su propio deseo y gusto, pensamientos o lo que les inspiraban sus beneficios, tal cual como los idólatras en cada tiempo y lugar
Por otro lado, en la antigüedad, los principios de las virtudes morales eran desestabilizados y convulsivos desde una época muy antigua. Las relaciones prohibidas de parentesco -que (la naturaleza de) la gente de los territorios moderados se puso en acuerdo sobre su prohibición y rechazo- siguieron siendo un punto de desacuerdo y discusión. Hasta que Yazdegerd II, quien gobernó a finales del siglo V d.C., se casó con su propia hija y después la mató. Asimismo, Bahram Chubin, quien se volvió rey en el siglo VI d.C., estaba casado con su hermana. Dr. Arthur Christensen, profesor de lenguas orientales en la Universidad de Copenhague y especialista en la historia de Irán, dijo en su libro llamado (Iran under the Sassanians): “Los historiadores que vivían en la época sasánida como Jathias y otros, afirmaron la existencia de la costumbre de casarse con los parientes de lazos prohibidos, entre los iraníes. En la historia de la época sasánida, hay ejemplos de este matrimonio. Para los iraníes, este tipo de matrimonio no se consideraba una desobediencia, más bien, un acto de devoción mediante el cual se busca la cercanía a Al-lâh. Quizá el viajero chino Hoin Soinj indique este tipo de matrimonio al decir: “Los iraníes se casan sin excepciones.”
En el siglo III d.C., apareció Mani, cuya aparición se consideró una reacción violenta en contra del instinto concupiscente que dominaba el Estado. Así que adoptó un método con el cual luchó contra este vicio impulsivo, llamando a la soltería y prohibiendo el matrimonio por deseo de interrumpir la reproducción y acelerar la extinción. Luego, el rey sasánida Bahram, lo asesinó en el año 276 d.C., diciendo: “Este hombre apareció llamando a la destrucción del mundo, así que es necesario que comience por destruirse a sí mismo antes de lograr algo de su objetivo”. Y se fue Mani, pero sus enseñanzas se quedaron hasta después de la conquista islámica.
Luego, el espíritu de la naturaleza pérsica se provocó en contra de las enseñanzas injustas de Mani y se adoptó el llamado de Mazdak , quien apareció alrededor del año 487 d.C. Pues, declaró que la gente nace de la misma forma sin diferencia; y por lo tanto, debe vivir sin haber diferencia entre ellos. Debido a que el dinero y las mujeres son algo indispensablemente deseado y hay que protegerlo, eran para Mazdak lo que más tenía que ser igualado y compartido. Al-Shahrastani dijo: “(Mazdak) Licitó que la gente compartiera a las mujeres y el dinero tanto como compartieron el agua, el fuego y el pasto.”
Este llamado tuvo la aprobación de los jóvenes, los ricos y los lujuriosos, coincidiendo con su deseo cordial. También disfrutó la protección de la corte real. Así que Kavad I comenzó a auxiliarla y fue activo en divulgarla y apoyarla, hasta que Irán fue sumergido, bajo su efecto, en el caos moral y la dominación de los vicios. At-Tabari dijo: “Los despreciables aprovecharon eso y rodearon a Mazdak y a sus compañeros y les apoyaron. Por lo tanto, se convirtieron en una desgracia para la gente y tuvieron poder hasta que ingresaban a la casa de cualquier persona apoderándose de su hogar, mujeres y dinero, y en cambio, no podía detenerles. Además, forzaron a Kavad I a embellecer eso, amenazándolo por derrocarlo. Y poco después, ya el hombre no conocía más a su hijo ni el hijo a su padre y no poseía nada propio.”
Aparte de eso, los reyes pérsicos fingieron tener una sangre divina que corría por sus venas, y que su naturaleza albergaba factores divinos y santos. Sin embargo, los persas creyeron en este fingimiento y les dedicaron el rango de dioses, presentándoles las ofrendas, creyendo que eran los únicos a los que estaba permitido ponerse la corona y recaudar las cosechas. A continuación, este derecho se trasladaba de uno a otro y del abuelo al nieto; nadie se atrevía a sacárselo sino se consideraba un opresor. Nadie les competía en ello sino se consideraba un traicionero despreciable; de modo que reconocían el reino y su herencia en la corte real sin querer ningún otro sustituto ni escapatoria.
Había un abismo extenso entre las clases de la sociedad iraní. Dr. Arthur Christensen dijo: “La sociedad iraní estaba basada en considerar las descendencias y las profesiones. Y había entre las clases sociales un abismo extenso, donde no había ningún lazo ni puente que las conecta.”
Así era la civilización pérsica, dónde se daba importancia a los goces físicos, a la fuerza militar, a la dominación política y a santificar a los reyes, transformándolos en dioses de entre los pueblos y sus clases.
Comentarios
Envíe su comentario