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Ramadán... y las oraciones nocturnas voluntarias
Hablando de las oraciones nocturnas voluntarias, señalamos que para que sean efectuadas con fe y esperanza en la recompensa de Al-lâh, hay unas etiquetas y unos aspectos que deben aparecer en la conducta del musulmán. También, tienen luminosidad que se refleja sobre el siervo. El musulmán debe tener certeza de que pasar las noches rezando es el apoyo y la ayuda divinos, que le facilitan mantenerse firme en la religión del Islam y realizar el deber de la Da‘uah [invitación al camino de Al-lâh]. En este respecto, Al-lâh (Glorificado Sea) Dice [traducción del significado]: {Levántate en la noche y ora gran parte de ella, la mitad, o un poco menos, o un poco más, y recita el Corán lenta y claramente [reflexionando en su significado]. En verdad, te Transmitiremos una palabra de gran peso [el Corán]. Por cierto que si te levantas a orar (en el seno de) la noche encontrarás mayor quietud y podrás concentrarte mejor.} [Corán 73:2-6]
Asimismo, el musulmán debe tener fe en que Al-lâh, el Majestuoso y el Poderoso, Elige a quienes comparecerán ante Él en aquellas pocas horas en plena noche, para recompensarlos, desde luego, con montones de gracias. Yâbir (que Allah esté complacido con él) narró que el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “En la noche hay una hora que si coincide con ella un siervo musulmán pidiendo a Al-lâh algún bien, Él se lo Concederá ciertamente”[1].
Lo primero que permite que las oraciones nocturnas voluntarias sean efectuadas con fe y esperanza en la recompensa de Al-lâh es que sean alargadas, en las que uno no se harte de la dulzura del Corán ni de la comparecencia ante Al-lâh (Glorificado Sea). En este sentido, se relató que Al Fudail dijo: “Cuando emprendo las oraciones voluntarias en la primera parte de la noche, me horroriza su longitud, luego empiezo la recitación del Corán, y llega la alborada antes de que me sacie”[2].
Así, tiene que seguir esforzándose en realizar las oraciones nocturnas voluntarias hasta que Al-lâh Esté Complacido con usted; pues Al Hasan Al Basrî dijo: “No sabemos ninguna obra más dura que esforzarse rezando por la noche y gastar este dinero [por la causa de Al-lâh]”[3].
La segunda cosa es reflexionar en las aleyas que va recitando, sean muchas o pocas. Esto no contradice nuestra previa incitación a que las oraciones nocturnas voluntarias sean largas, ya que el musulmán puede pasar toda la noche rezando con una sola aleya. En este respecto, Abû Dhar (que Allah esté complacido con él) contó: “El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) pasó toda la noche hasta el amanecer repitiendo en su oración voluntaria una sola aleya. Esta es [traducción del significado]: {Si les Castigas tienes derecho, pues ellos son Tus siervos, y si les Perdonas, Tú Eres Poderoso, Sabio.} [Corán 5:118]”[4].
También, en este sentido, se relató que Mâlik ibn Dînâr (que Allah esté complacido con él) pasó la noche entera hasta la alborada repitiendo en su oración la siguiente aleya [traducción del significado]: {¿Acaso quienes obran mal piensan que les Consideraremos igual que a quienes creen y obran rectamente, tanto en esta vida como en la otra? ¡Qué mal que piensan!} [Corán 45:21][5].
Pasamos a hablar de Lailatul Qadr. Para que se cumplan ambas condiciones mencionadas, la de tener fe y la de esperar la recompensa de Al-lâh, al pasarla rezando, es necesario que el siervo no esté apostando con respecto a ella. En otras palabras, no debe suponer que esta noche es la del veintisiete de Ramadán, aduciendo los Hadîces que confirman su opinión, y de este modo, aumenta sus actos de adoración en la mencionada noche, dejando a un lado las demás noches. Tal persona en esto se basa en lo que dijo Ubai ibn Ka‘b, cuando se le comunicó que ‘Abdul-lâh ibn Mas‘ûd decía: “Quien pase las noches del entero año rezando, dará con Lailatul Qadr”; a lo que él respondió: “Juro por Al-lâh, Quien no hay más dios que Él, que es una noche de Ramadán –jurando sin decir: ¡Si Al-lâh Quiere!- y juro por Al-lâh que sé qué noche es. Es la noche en la que el Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) nos ordenó pasarla en oración; la noche del veintisiete [de Ramadán]. Su signo es que el sol, al día siguiente, saldrá blanco sin ningún rayo”[6].
Y no tiene en consideración que hay otros Hadîces del Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) que determinan otras fechas de Lailatul Qadr; entre ellos, los que mencionan que es la noche anterior a cualquier día impar de los diez últimos días de Ramadán, y los que dicen que es la noche de cualquiera de los diez últimos días en general. ‘Â’ishah, que Al-lâh Esté Complacido con ella, dijo: «El Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) realizaba el I‘tikâf (un retiro en la mezquita específico para adorar a Al-lah) los diez últimos días de Ramadán y decía: “Procurad presenciar Lailatul Qadr en los diez últimos días de Ramadán”»[7].
También, se comunicó de ‘Â’ishah, que Al-lâh Esté Complacido con ella, que El Mensajero de Al-lâh (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Procurad presenciar Lailatul Qadr en la noche anterior a cualquiera de los días impares en los últimos diez días de Ramadán”[8].
‘Ubâdah ibn As-Sâmit (que Allah esté complacido con él) dijo: «El Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) salió a informarnos de Lailatul Qadr, entonces dos musulmanes se pelearon, así que dijo: “He salido para informaros de Lailatul Qadr, y cuando fulano y zutano disputaron, se retiró la información. Tal vez sea mejor para vosotros. Buscadla en la noche del noveno, del séptimo y del quinto [de los diez últimos días de Ramadán]»[9].
Salim ibn ‘Abd Al-lâh ibn ‘Umar (que Allah esté complacido con él) narró que unos hombres tuvieron una visión de que Lailatul Qadr es en los últimos siete días, y otros en los últimos diez días; por consiguiente el Profeta (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) dijo: “Procurad presenciarla en los últimos siete días”[10].
Todos estos Hadîces y otros más nos urgen a ser precavidos y esforzarnos en la adoración en los diez últimos días enteros. Quien lo hace es mejor que quien fija su atención en una sola noche descuidando las demás. También, es posible que haya error desde el principio en la visión de la luna nueva, lo que afecta al inicio del mes, por lo que los días pares se mezclan con los impares, y la noche que uno piensa que es del 27 puede ser en realidad la del 28 o del 26. En cambio, quien se esmera en la adoración en todos los diez últimos días, garantiza dar con Lailatul Qadr y debe esforzarse en suplicar a Al-lâh para que la Acepte de él.
Por otro lado, de los sentidos de “teniendo fe y esperando la recompensa de Al-lâh” es que el siervo se dedica esmeradamente a la adoración en esta noche sin tener en cuenta las apariencias, puesto que el tiempo es muy precioso en esa noche. Y aunque algunos tienen la sensación de ser sumisos a Al-lâh cuando rezan tras cierto imam, señalamos que quien procura ser humilde en esta noche y reflexiona mientras él mismo o el imam de la mezquita donde está rezando recita el Corán, incluso si este último no es un recitador famoso o dotado de la voz más agradable, y aun así, quien reza siente que las aleyas descienden en su corazón como por primera vez, y como si fueran exclusivas para él, será, por cierto, mejor que quien desperdicia su tiempo yendo a rezar tras un recitador específico, llevando una hora en la ida a la mezquita y otra en la vuelta, solo para disfrutar de la dulce voz, sin que esto tenga ningún efecto en su conducta y su pensamiento. Y Al-lâh Sabe más.
Es una cuestión del corazón, dado que ambas condiciones, la de tener fe y la de esperar la recompensa de Al-lâh, son propias del corazón, y no se entera de ellas nadie fuera de Al-lâh (Glorificado Sea), de ahí que ninguna persona pueda juzgarlas. No se trata, entonces, de las apariencias ni del aspecto exterior, ya que es posible que dos hombres estén juntos en la fila rezando voluntariamente por la noche, mientras que sus corazones son muy diferentes, así que se perdona a uno y al otro, en cambio, no vale nada.
[2] Abû Hâmid Al Gazâlî, op. cit., 1/355.
[3] Al Maruazî, Mujtasar Qiâm Al-Lail, p. 58, Abû Hâmid Al Gazâlî, op. cit., 1/355, e Ibn Al Yauzî, Âdâb Al Hasan Al Basrî, edición crítica por Sulaimân Al Harsh, Dâr An-Nauâdir, 3.a ed., 1428 (D.H.) = 2007 (D.C.), p. 34.
[4] [An-Nasâ’î (1083)] [Ibn Mâyah (1350)] [Ahmad (21366)] [Shu‘aib Al Arnâ’ût] [Al Hâkim (879)] [Al Albânî en su Comentario sobre Ibn Mâyah: de grado Hasan]
[5] Abû Hâmid Al Gazâlî, op. cit., 1/355.
[6] [Muslim (762)] [At-Tirmidhi (3351)] [Abû Dauûd (1378)]
[7] [Al Bujârî (1916)] [Muslim (1169)]
[8] [Al Bujârî (1913)] [Muslim (1165)]
[9] [Al Bujârî (1919)] [Muslim (1167)]
[10] [Al Bujârî (6590)] [Muslim (1165)]
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